La casa se descubre lentamente, como velos que se corren con sensualidad a medida que nos acercamos. En nichos iluminados creados en las paredes, las obras de arte son parte de la arquitectura. A los tabiques de piedra de provocativa naturalidad, que juegan a esconder sin esconder, se suma la vegetación que enmarca, acompaña o desafía, componiendo un afuera sensual, escultórico y de enorme atractivo. La puesta es elegante, con toques atrevidos en el uso de los colores y de las obras de arte.